02/04/2024 La cuestión energética y la generación de electricidad han ocupado la primera plana de las noticias estos últimos años y han pasado a ser temas de debate habitual entre la ciudadanía.
Hasta hace unos años la cuestión energética se trataba principalmente desde la perspectiva del cambio climático y la reducción de la contaminación. La transición desde un modelo basado en la explotación de combustibles fósiles a un escenario 100% libre de emisiones de gases de efecto invernadero, basado principalmente en fuentes de energía renovables.
Sin embargo, en los últimos años (después de la pandemia del COVID-19) la cuestión energética ha cobrado incluso más relevancia fomentada por otros factores, impensables hace apenas 4 años. La garantía de suministro, el precio de la electricidad y de los combustibles, la disponibilidad de estos y la dependencia de países terceros han irrumpido en el debate público con fuerza. Debido a una gran variedad de factores de carácter geopolítico (la salida de la pandemia, la reactivación de los mercados y la producción, y más recientemente la guerra en Ucrania) produjeron una tensión en los mercados que resultó en una crisis energética con precios de la electricidad y el gas natural en máximos históricos.
En este contexto, las energías renovables, la electrificación, la eficiencia energética y la reducción del consumo energético se postulan como los cuatro pilares fundamentales para enfrentar todos estos retos.
Qué son las C.E y su valor añadido
Las energías renovables plantean un nuevo paradigma energético en cuanto a la producción de electricidad en muchos aspectos. Se pasa de modelos centralizados, con una cantidad reducida de grandes generadores, a modelos distribuidos con una gran cantidad de pequeños productores conectados a la red. El autoconsumo fotovoltaico es el pilar fundamental de este modelo distribuido, especialmente en países del sur como España. Los recursos energéticos distribuidos se caracterizan por ser generalmente de dimensiones reducidas, localizadas en entornos urbanos y cuyos propietarios suelen ser ciudadanos o PYMES.
Con este aumento del autoconsumo surge la oportunidad de agrupar e involucrar a la ciudadanía en la producción de energías renovables. De este modo, nace un nuevo modelo de organización energética conocido como Comunidades Energéticas (C.E.), donde se fomenta la participación y la agrupación de vecinos para invertir en instalaciones renovables y así compartir la energía que se produce junto con los beneficios que se generan.
Las C.E. se basan en la participación abierta y voluntaria de vecinos o PYMES de un mismo municipio para agruparse y compartir instalaciones de energía renovable. Mediante esta agrupación, se facilitaría la participación en los diversos mercados energéticos, al agrupar un número de instalaciones pequeñas para formar una de mayor tamaño. De este modo, se alcanzaría el objetivo principal propuesto por la Unión Europea, facilitando el acceso de ciudadanos a los mercados eléctricos y así poder obtener mayores ahorros en sus instalaciones renovables.
La organización en C.E. fue propuesta por primera vez por la Unión Europea en 2019. Desde entonces, se han formado C.E. por todo el territorio con un especial interés en la Comunitat Valenciana. De hecho, la primera Comunidad Energética de España fue creada en Crevillent.
Sin embargo, hay que mencionar que la integración de todos estos recursos renovables distribuidos también presenta nuevos desafíos. Es necesario garantizar la estabilidad de la red, equilibrando la oferta y demanda de energía en todo momento, lo cual resulta más complejo cuando se tienen muchos recursos distribuidos con una producción variable. Para poder solventar estos retos, las Comunidades Energéticas permitirían agrupar diversas instalaciones renovables de proximidad y gestionarlas de una manera centralizada, garantizando los beneficios de los vecinos pertenecientes a estas comunidades a la vez que se asegura la robustez del sistema eléctrico
La aparición de este nuevo modelo de organización ha traído consigo numerosos beneficios para los integrantes de C.E. así como para la ciudadanía en general. El impulso a las C.E. es un impulso a la energía renovable distribuida, de modo que se contribuye a reducir los gases de efecto invernadero y evitar las pérdidas que se producen en la red, al acercar los puntos de generación con los consumos. Como se ha mencionado anteriormente, la formación de C.E. potencia la participación ciudadana en los mercados energéticos y los involucra en el proceso de transición energética. De este modo, la pertenencia a una C.E. conciencia a los asociados sobre sus usos energéticos, aumentando la eficiencia energética de sus viviendas y, por lo tanto, del conjunto de la comunidad.
Por otro lado, mediante una comunidad energética se permite compartir con los vecinos asociados los beneficios de instalaciones renovables: abaratamiento de la factura eléctrica, producción energética limpia, bonificaciones y exenciones fiscales, etc. Esto es especialmente relevante para vecinos que no dispongan de un tejado propio donde instalar sus propias placas fotovoltaicas.
Actualmente, hay una cierta connotación negativa respecto a proyectos de energía renovable, notablemente en entornos rurales y ligado a macroproyectos fotovoltaicos. Estos proyectos tienen un impacto muy grande para los municipios en los que se ejecutan ya que suelen ser de grandes dimensiones, superando los 100 MW y 200 hectáreas. Estos proyectos suelen estar promovidos por grandes empresas y los habitantes del entorno no perciben los beneficios generados. En contraposición, las Comunidades Energéticas son una forma de involucrar a la ciudadanía y realizar proyectos renovables de una manera participativa y responsable, teniendo en cuenta numerosas perspectivas e intereses, y repartiendo entre la comunidad los beneficios que se generan.
Entre las principales barreras a la hora de promover una instalación de autoconsumo encontramos la búsqueda de financiación, la incertidumbre regulatoria o la gestión de incentivos públicos. Mediante la formación de C.E. se comparte la inversión inicial entre los asociados. Por otro lado, la incertidumbre regulatoria y la gestión de ayudas puede solucionarse mediante la figura de un gestor de Comunidades. A parte de los procedimientos administrativos, un gestor de C.E. permitiría controlar y operar las instalaciones renovables para aumentar el rendimiento económico de la comunidad y así aumentar los beneficios de sus asociados.
Herramientas para las C.E
Desde ITE, el objetivo relativo a las comunidades energéticas es el de desarrollar y poner a disposición de las empresas, con foco en la comunidad valenciana, herramientas para el diseño y planificación de las mismas, así como para su posterior gestión y operación. En unas etapas previas, también ofrecemos asesoramiento y acompañamiento hasta la constitución de la comunidad. Dichas herramientas han sido desarrollados en proyectos que pueden verse en la página web de ITE, como son MoDeCel, GIRECEL y las que surgieron de la red de excelencia Hysgrid, donde ITE ha colaborado con otros centros de excelencia nacionales para el desarrollo conjunto de herramientas para las comunidades energéticas y las redes energéticas del futuro.
Entre estas herramientas, destaca el desarrollo de algoritmos de predicción aplicados a generación y demanda, algoritmos de optimización que sirven para determinar los momentos adecuados para cargar y descargar baterías, cálculo de coeficientes de reparto, de cara al reparto económico entre distintos participantes en la C.E. Para validar el funcionamiento de las herramientas, se ha utilizado la planta piloto GAMMA. GAMMA cuenta con activos de generación renovable, almacenamiento y movilidad eléctrica y su gemelo digital.
El conjunto de estas herramientas permite ofrecer a las C.E. un sistema integral de gestión energética donde los asociados y el gestor puedan visualizar indicadores, obtener recomendaciones y simular nuevos escenarios relacionados con los activos presentes o futuros de la comunidad.
Alejandro Belinchón, director área de redes eléctricas del futuro ITE