GDES invierte 1 millón de euros para la contratación de personal en la recarga de Almaraz I 

Gdes

El Grupo valenciano GDES (Grupo Dominguis Energy Services) inició su actividad en la industria nuclear hace más de 45 años, participando en la construcción de la Central Nuclear de Almaraz. A día de hoy, la empresa especializada en servicios para el sector energético, mantiene de forma permanente un equipo de 60 especialistas en las instalaciones de la central extremeña, donde realiza tareas de operación, mantenimiento, ingeniería, y tratamiento de superficies. 

En pleno debate sobre cese de actividad de las centrales nucleares españolas, la Unidad I de la central nuclear de Almaraz ha iniciado el 7 de octubre, la que es su trigésima recarga de combustible. Una compleja tarea de 34 días de duración que implica la sustitución de algo más de un tercio de los elementos combustibles del núcleo y donde se aprovecha para efectuar numerosas actividades para  la mejora de la seguridad y el mantenimiento. Una puesta a punto para que la Central pueda seguir aportando el 7 por ciento de la demanda eléctrica nacional, lo que equivale al consumo de 4 millones de hogares españoles.

GDES, dentro de los trabajos por recarga de la Unidad, se encarga principalmente de la ejecución de tareas de aislamiento térmico y reflectivo, sellados y protecciones pasivas contra el fuego, descontaminación, limpieza industrial y análisis químicos además de servicios de tratamiento de superficies. 

Para poder acometer todos estos trabajos, la plantilla de GDES en Almaraz ha aumentado en un 283%, mediante la contratación de 170 especialistas adicionales. 

Este personal, que de forma recurrente es contratado para las recargas de combustible, se une a la plantilla habitual, sumándose a los 1200 trabajadores adicionales de otras 70 empresas, movilizados para llevar a cabo los trabajos durante la parada de recarga. 

Este proceso de contratación de GDES de profesionales para la recargas de las centrales  españolas destaca por dos factores diferenciadores:  la inversión de la compañía valenciana, cercana a un millón de euros, para la contratación de este personal de alta especialización, y el origen de los mismos, el 94% de la nueva plantilla procede de poblaciones con menos de 20.000 habitantes, principalmente de zonas declaradas de alto riesgo de despoblación en Extremadura, pero también de Castilla La-Mancha, Castilla y León y Comunidad Valenciana. Territorios en los que actualmente se encuentran las centrales nucleares operativas Almaraz I y II, Trillo y Cofrentes y la central en proceso de desmantelamiento Santa María de Garoña. 

Sobre la Central Nuclear de Almaraz

Situada en los más altos niveles de excelencia de la industria nuclear, según la Asociación Mundial de Operadores de Centrales Nucleares (WANO), la central de Almaraz cuenta con un riguroso sistema de control basado en evaluaciones externas y auditorias. Con una inversión anual de 50 millones de euros para la mejora, actualización y modernización de sus equipos, la central nuclear de Almaraz se encuentra en las mejores condiciones técnicas para seguir operando, incluso hasta los 80 años (2063). La central de North Anna (Virginia, EEUU), gemela de Almaraz, cuenta ya con licencia para operar 80 años. En total, en los Estados Unidos, ocho reactores tienen licencia para funcionar 80 años y unos ochenta reactores para 60 años.

La central nuclear de Almaraz aporta anualmente en impuestos unos 450 millones de euros, tras la reciente subida del 30% de la tasa de Enresa, de los que alrededor de 100 millones de euros corresponden a Extremadura, lo que supera a todos sus costes operativos juntos y asfixian la actividad económica de la central.

La instalación es el principal motor socioeconómico de su entorno y una de las mayores industrias de Extremadura, generando puestos de trabajo de alta cualificación y larga duración, además de tener un efecto tractor sobre otras industrias. La central genera 3000 empleos directos e indirectos (además de las 1.200 personas adicionales que se incorporan en cada recarga) y supone un impacto estimado sobre el PIB de Extremadura de 115 millones €, según la Confederación Independiente de Empresarios de la provincia de Badajoz (CIEM). 

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